El extraño y oscuro origen del Halloween

Lo que se conoce como Halloween hoy en día poco tiene que ver con la fiesta de la que procede. El origen de esta celebración es el Samhain o Samagín, una conmemoración celta en la que los druidas de la antigua Britania pedían por las almas de los fallecidos al dios de la muerte.

En ella se encendían grandes fogatas para ahuyentar a los malos espíritus y se cometían sacrificios humanos para ver el futuro.

La barbarie era tal que cuando los romanos llegaron a Britania erradicaron muchas de las actividades que se realizaban en esas fechas.

Más tarde, en un intento de romanizar la celebración, se cambió por el festival de Pomona, en honor a la diosa de las manzanas y el otoño. Sin embargo, el pueblo jamás olvidó sus creencias, por lo que en el siglo VIII el Papa Gregorio III implantó la fiesta de los Mártires Cristianos el día 1 de noviembre para que coincidiera con el Samhain.

Además, el Papa Gregorio IV amplió esta fiesta a todos los santos, haciendo que el nombre del festival cambiara a ‘All Hallow’s Eve’ (víspera de todos los santos), que posteriormente derivaría en Halloween.

Sin embargo, la influencia de la cultura celta en el noroeste de España ha contribuido a que muchos pueblos de Galicia celebren lo que llaman Samaín y no Halloween.