Pablo Escobar, el jefe narco más emblemático de la Colombia de la década del ’80, había instalado en su hacienda, llamadas Nápoles, un zoológico con varias especies africanas, incluyendo jirafas, elefantes, e hipopótamos.
Tras su muerte, el Estado tomó posesión de sus propiedades y distribuyó por zoológicos del país a varias especies, pero se desentendió de cuatro hipopótamos (tres hembras y un macho) que Escobar había trasladado a Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia.
A lo largo de los años, los animales se reprodujeron. Hoy están sueltos y son la manada en estado salvaje más grande del mundo fuera de África.