Un rumor que ha estado circulando durante una semana ha sido confirmado recientemente por el sitio «Dagospia» y otros medios italianos: el papa Francisco utilizó la palabra «maricón» en una reunión a puertas cerradas con los obispos italianos el pasado lunes 20 de mayo. El encuentro se centró en un tema delicado y serio que preocupa a la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) desde hace meses: la admisión de candidatos abiertamente homosexuales en los seminarios.
Aunque Francisco ha insistido en la necesidad de acoger a todos, en esta ocasión adoptó una postura firme, reiterando su «no» a las aperturas propuestas por la mayoría de los obispos. «Ya hay demasiada mariconería» en los seminarios, afirmó el papa, según los informes. La expresión, grosera y ofensiva en italiano, generó risas incrédulas entre algunos obispos presentes, quienes señalaron que el italiano no es la lengua materna del papa, y que probablemente no era consciente del nivel de ofensa que implica la palabra en dicho idioma.
Este desliz lingüístico recuerda un incidente similar protagonizado por el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Hace unos diez días, durante la presentación de nuevas normas sobre las apariciones, Fernández se refirió a los periodistas «haciendo tonterías». Además, el propio Francisco ha tenido problemas similares en el pasado, como cuando sugirió que un niño inseguro de su sexualidad podría necesitar apoyo «psiquiátrico», comentario que generó controversia al asociar implícitamente la homosexualidad con una enfermedad mental.
Más allá de la expresión utilizada, persiste la cuestión de fondo: la admisión de homosexuales al sacerdocio. La línea oficial de la Iglesia, al menos hasta ahora, se ha mantenido desde 2005 con una «Instrucción» de la Congregación para la Educación Católica. Este documento establece que no pueden ser admitidos «quienes practican la homosexualidad, tienen tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada cultura gay».
En noviembre pasado, durante la asamblea de Asís, los obispos italianos aprobaron un texto para regular la admisión a los seminarios, la «Ratioformationis sacerdotalis». Aunque aún no ha sido publicado porque se espera la luz verde de la Santa Sede, se sabe que contiene una enmienda que distingue entre orientación homosexual simple y «tendencias profundamente arraigadas«. En esencia, permitiría admitir a homosexuales siempre que puedan mantener la disciplina del celibato, al igual que los heterosexuales. La implicación es que es más difícil para los homosexuales porque viven en una comunidad masculina durante años.
No obstante, Francisco parece tener una visión más radical. Según su postura, para evitar problemas, los homosexuales no deberían ser admitidos en los seminarios bajo ninguna circunstancia. Esta posición ha generado divisiones y debates dentro de la Iglesia, reflejando una tensión continua entre la doctrina tradicional y las realidades contemporáneas de diversidad sexual.