Un reciente estudio revivió la polémica sobre el riesgo de los celulares para la salud. Ante la nueva evidencia, los expertos recomiendan sacarlos del cuarto.
Muchos creían resuelta la polémica sobre el impacto de los teléfonos celulares en la salud, pero la revivió un reciente estudio hecho por el Programa Nacional de Toxicología de Estados Unidos (NTP, por su sigla en inglés). En el trabajo los científicos de este centro sometieron a 3.000 ratones a altas dosis del tipo de radiación que emiten estos aparatos, y encontraron que generó en los machos un mayor riesgo de un tumor en el corazón llamado schwannoma. Además de eso, se observó un incremento en la presencia de gliomas, que como explica Carolina Wiesner, directora del Instituto Nacional de Cancerología, son tumores de crecimiento rápido del sistema nervioso central.
Para algunos, no es posible extrapolar el resultado a los humanos porque “los niveles de la exposición fueron mucho mayores a los que la gente experimenta aún cuando usa al máximo su celular”, dijo John Bucher, científico sénior de NTP. Pero para otros expertos, como David Carpenter, director del Instituto de Salud y Medioambiente de la Universidad Estatal de Nueva York, no hay que ignorar el resultado del estudio porque “muestra que la exposición a la radiación del celular sí incrementa el riesgo de algunos tipos de cáncer y genera un nivel elevado de gliomas”, dijo a SEMANA. Si bien admite que aunque “no se esperaría que todos los resultados sean estadísticamente significativos en muestras tan pequeñas, el hallazgo de gliomas es consistente y es un efecto real”, explica Carpen
La discusión ya tiene tres décadas y las opiniones siguen divididas. En una esquina están quienes señalan que si los celulares fueran dañinos y causaran tumores, ya se habría reflejado en las estadísticas. En el otro lado están los que creen que hay un riesgo y el único problema ha sido demostrarlo. Según el médico Matthew Hunt, “es difícil porque implica estudiar algo que todos usan a diario y mucho”. Esto hace que la gente olvide cómo y cuánto lo usó. Aunque se han hecho estudios en humanos y algunos no han encontrado vínculo, una investigación conocida como Interphone halló un leve incremento en el riesgo de tumores del cerebro. Los resultados del estudio de NTP “confirma que los tumores en ratas son los mismos que vemos en la gente que usa el celular excesivamente”, dice Carpenter.
Ante la duda, algunos han apelado a la cautela. Las autoridades de salud en California, por ejemplo, ajustaron las guías para el uso de estos aparatos apenas una semana después de aparecer el estudio de NTP. En ellas establecen que para limitar la exposición a esta radiofrecuencia los usuarios deben evitar dormir con el celular cerca “a menos que esté en modo avión”.
Los celulares transmiten por señales de radiofrecuencia, y aunque estas son las más bajas del espectro, según explica Carpenter, el problema es la cercanía. “La intensidad de la radiación cae fácilmente en la distancia, por lo tanto es importante tenerlo alejado del cuerpo”. Pero también importa la frecuencia y por eso además del celular le preocupa también el impacto del wifi, las torres de celulares, los aparatos de medición inteligentes y otras fuentes a las cuales se está expuesto a toda hora, “casi en la misma duración en que los ratones del estudio fueron expuestos, aunque a niveles más bajos”.
También preocupa el nivel de radiación cuando los celulares transfieren información o bajan archivos pesados. Precisamente, las guías de California advierten que las exposiciones más peligrosas aparecen en las sobrecargas en la energía de la radiofrecuencia y esto sucede cuando el aparato debe esforzarse para transmitir la información. Por eso, es importante no estar muy cerca cuando tiene poca señal o está bajando contenido.
Además de esto, las autoridades de California advierten del impacto del celular en los niños, pues muchos de ellos lo usan como juguete cuando sus padres se los dan para calmarlos, sin tener en cuenta que el dispositivo emite estas ondas permanentemente. Según el manual, las señales pueden penetrar más fácilmente el cerebro de un niño y dicha exposición podría ser más dañina y tener efectos a más largo plazo. Las guías de California también se refieren al eventual efecto del celular sobre la función procreativa: varios estudios han observado que los hombres que los guardan en los bolsillos todo el tiempo tienen menor conteo de espermatozoides.
Además del cáncer, el celular interfiere otras funciones cerebrales como el sueño, lo que a su vez genera problemas cognitivos y de memoria. Según Larry Rosen, conocido como el psicólogo de la tecnología y autor del libro The Distracted Mind, en Estados Unidos alrededor de 70 por ciento de los adolescentes duermen con el teléfono muy cerca y muchas veces lo dejan en vibración o lo chequean en medio de la noche. Según la encuesta de Asomóvil publicada en 2017, en Colombia 64, 9 por ciento de las personas lo mira antes de dormir y lo revisa al despertar, pero no se sabe cuántos lo ven a medianoche o se quedan dormidos con estos aparatos.
El hábito de mirar el celular de noche no es inocuo, pues “daña el proceso natural de los ciclos de sueño que son importantes para limpiar el cerebro”, dijo Rosen a SEMANA. Además de eso, genera una baja de ánimo y tienen que ver con la obesidad debido a que se altera la producción de insulina. Los fabricantes de estos aparatos están de acuerdo con estas advertencias, las consignan en su manual de uso y, al menos en el caso de Apple, ofrecen la opción de cambiar el tipo de luz de la pantalla. Pero casi nadie se toma el tiempo de leer las instrucciones.
Rosen explica que en la medida en que el planeta va del día a la noche, la luz natural cambia de los rangos de azules a los más cálidos, y eso insta a la glándula pineal a producir melatonina, la hormona que provoca el sueño. Pero la exposición nocturna a la luz blanca de la pantalla genera el efecto contrario: por un lado, vuelve más lenta la producción de melatonina. Se calcula que dos horas de exposición a estas pantallas que emiten la luz azul suprimen la producción de esta hormona en 22 por ciento. Por otra parte, con dicha luz se estimula la glándula adrenal que produce cortisol, lo que ocasiona que la persona se sienta muy despierta.
Esto implica menos horas de sueño y, según los expertos, dormir menos de siete horas impide al cerebro realizar una serie de funciones, como la de consolidar el material aprendido en el día y remover lo irrelevante. Además de eso, la gente que duerme con sus celulares cerca tiene ciclos de sueño interrumpidos y eso evita que el líquido cefalorraquídeo limpie el cerebro de las moléculas resultantes de su actividad diaria. “Son los residuos de pensar e incluyen toxinas como la beta amiloide, que se juntan y forman placas, las mismas que se encuentran en abundancia en los pacientes de alzhéimer”, señala Rosen.
Aunque la mayoría recomienda apagarlo, Rosen cree que aún así los celulares interfieren en sus pensamientos. Pese a que es una línea de investigación nueva, recomienda no dormir con ellos y sacarlos del cuarto una hora antes de acostarse. “Vaya reduciendo las luces para estimular la melatonina y haga actividades que no requieran de mucha actividad cerebral”, dice. En el caso de Carpenter su mensaje es claro: “Haga todo lo posible por reducir el riesgo, aun si la investigación no ha sido concluyente”.
Mejor de lejos
Algunas de las recomendaciones de los expertos sobre el manejo del celular.
Use los dispositivos móviles con precaución.
• No lleve el celular al oído por largos periodos de tiempo.
• No lo guarde cerca al cuerpo. Estudios señalan que hay más riesgo de cáncer de seno en mujeres que lo llevan en su brasier, y de cáncer de próstata y páncreas en hombres que lo llevan en el bolsillo. Guárdelo en la cartera o en el morral.
• Use audífonos de cable y solo cuando lo necesite.
• Si tiene wifi, apáguelo en la noche.
• Lo ideal es sacarlo del cuarto, pero si no puede, al dormir póngalo en modo avión. Se cree que aun cuando está apagado el teléfono interfiere en el sueño. También debe estar en modo avión en el día si no lo está usando.
• Nunca lo deje bajo la almohada ni en la cama mientras duerme.
Tomado de la Revista Semana