Aquí vemos la «última sonrisa» es la sonrisa del capricho, se aventuraron a conocer los restos del Titanic y ahora pasarán a ser parte de las cifras mortales cerca del gigantesco barco.
Todos tienen la mirada desviada, la sonrisa del terror, su cita con la mu3r.te a profundidad estaba escrita.
El oxígeno se acabó, la esperanza mur1ó… No había espacio para estar de pie en el submarino, por lo que debieron haber tenido intensos dolores musculares y dificultad para respirar.
Los millonarios son caprichosos, los caprichos cuestan… y en este caso: la vida.