Jamás hubiéramos supuesto que éstas podrían ser un foco de infección, sin embargo, lo son y pueden causar daños a la salud…
Investigadores de la Universidad de Furtwangen, Alemania, afirman que pueden albergar 50 mil millones de bacterias. Una cifra superior a la que existe en la taza de baño y a la par de la que hay en las heces fecales.
Por su parte, Investigadores de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, aseguran que la cantidad de patógenos se debe a la humedad y a que los trastes entran en contacto con carne cruda y restos de comida.
Los males más comunes provocados por estos gérmenes son las infecciones gastrointestinales (con fiebre, diarrea, vómito, dolores abdominales) y, en casos más graves, las afecciones renales.
¿Lavarlas? Es un error, pues las bacterias son resistentes a la limpieza y pueden multiplicarse para cubrir los huecos de las más débiles.
Lo ideal es evitar dejarlas en agua y reemplazarlas cada semana, o en cuanto su apariencia y olor cambien.