La Tierra no soporta la presión que estamos ejerciendo los humanos, en la mayoría de los casos con un impacto negativo.
De eso da cuenta la Mirada Ambiental Global 2019 del Programa del Medio Ambiente de Naciones Unidas. Y al celebrar hoy el Día de la Tierra (#DiadelaTierra), parte de la extensa información contenida en el reporte se convierte en un llamado a la reflexión sobre lo que la humanidad, y cada persona, está haciendo a la única casa habitable que se conoce.
La Mirada recuerda que a “2018 la población mundial es de unos 7.500 millones de
personas, y según la media de las proyecciones realizadas, en el año 2050 será de casi 10.000 millones de personas y de casi 11.000 millones en 2100 (cifras de las Naciones Unidas)”.
Y alerta que “se está acabando el tiempo para prevenir los efectos irreversibles y peligrosos del cambio climático. A menos que se reduzcan radicalmente las emisiones de gases de efecto invernadero, el mundo está en vías de superar el umbral de temperatura establecido en el Acuerdo de París en virtud de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Ello hace que el cambio climático tenga repercusiones ambientales, sociales, de salud y económicas de alcance mundial, y que aumente determinados riesgos para toda la sociedad”.
Así, por sectores, las siguientes cifras y datos son motivo para pensar en que es el momento de revertir la tendencia nociva.
Emisiones: En todo el mundo han aumentado las emisiones antropógenas de gases de efecto invernadero y se han incrementado los efectos en el clima, incluso cuando se han llevado a cabo actividades de mitigación en muchas partes del mundo. (Desde el primer #DiadelaTierra hace 50 años, concentración de CO2 en la atmósfera pasó de 325 partes por millón a 412 hoy).
Temperatura: Las pruebas del cambio climático actual son inequívocas. Desde 1880 la temperatura media de la superficie mundial ha aumentado entre 0,8 grados Celsius y 1,2 grados Celsius aproximadamente. En el último decenio se han producido 8 de los 10 años más cálidos de los que se tiene constancia. De persistir las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura media mundial seguirá aumentando al ritmo actual y superará entre 2030 y 2052 la temperatura meta convenida como parte del Acuerdo de París. En este los países se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales, y a proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales, pues reconocieron que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático.
Pero ojo: Las actuales contribuciones determinadas a nivel nacional, presentadas en París en 2015, son solo un tercio de las acciones de mitigación necesarias para estar en camino de mantener un aumento de la temperatura inferior a los 2 grados Celsius al menor costo posible. A fin de tener buenas probabilidades de permanecer muy por debajo de un aumento de la temperatura de 2 grados Celsius, las emisiones deben disminuir entre un 40 % y un 70 % en todo el mundo entre 2010 y 2050, y caer a cero neto para 2070.
Extinción: Las poblaciones de especies están disminuyendo y las tasas de extinción de especies están aumentando. En la actualidad, se considera que el 42 % de los invertebrados terrestres, el 34 % de los invertebrados de agua dulce y el 25 % de los invertebrados marinos están en riesgo de extinción. Entre 1970 y 2014, la abundancia de las poblaciones mundiales de especies de vertebrados se redujo en promedio en un 60 %. También se ha documentado una drástica disminución de la abundancia de polinizadores
Ecosistemas: La integridad y las funciones de los ecosistemas están disminuyendo. De cada 14 hábitats terrestres, 10 han experimentado un descenso en la productividad de la vegetación y algo menos de la mitad de las ecorregiones terrestres se clasifican como regiones en situación desfavorable de conservación La pérdida de diversidad biológica es también una cuestión de equidad, que afecta de manera desproporcionada a las personas más pobres, las mujeres y los niños. De mantenerse el ritmo actual de disminución, las generaciones futuras se verán privadas de los beneficios que tiene la diversidad biológica para la salud. Los medios de subsistencia del 70 % de las personas que viven en situación de pobreza dependen directamente de los recursos naturales.
Deforestación: entre 1995 y 2016 se perdieron 1,3 millones de kilómetros cuadrados de selvas (20 veces el área de Antioquia) y se ha talado 17 % de la selva amazónica.
Degradación: Los fenómenos que ejercen presiones críticas sobre la diversidad biológica son la transformación, la pérdida y la degradación de hábitats; las prácticas agrícolas insostenibles; la propagación de especies invasoras; la contaminación, en particular por microplásticos; y la sobreexplotación, incluidos la tala ilegal y el comercio ilícito de especies silvestres.
Tráfico: El comercio ilícito de fauna y flora silvestres y de productos pesqueros y forestales mueve entre 90.000 millones y 270.000 millones de dólares al año. Existen pruebas que sugieren que el cambio climático será la amenaza más grave en el futuro, ya que las especies, incluidos los vectores de enfermedades, migran con los cambios de temperatura.
Aire: La contaminación del aire es el principal factor ambiental que contribuye a la carga mundial de morbilidad, y ocasiona entre 6 y 7 millones de muertes prematuras y
pérdidas anuales en materia de bienestar estimadas en 5 billones de dólares solo en los Estados Unidos.
Costas: Casi todas las ciudades costeras de todos los tamaños y los pequeños Estados insulares en desarrollo son cada vez más vulnerables al aumento del nivel del mar, las inundaciones y las mareas de tormenta causadas por el cambio climático y por fenómenos meteorológicos extremos. En general, las ciudades de los países en desarrollo que se urbanizan con mayor rapidez son las que se encuentran en una situación más vulnerable. Según la Organización Meteorológica Mundial de enero a junio de 2018 el nivel subió 3 milímetros, más alto que el año precedente.
Plásticos: Las estimaciones actuales indican que los vertidos de basura plástica marina vinculados a una gestión deficiente de los desechos domésticos en las zonas costeras ascienden a aproximadamente 8 millones de toneladas anuales, de las cuales el 80 % procede de fuentes terrestres. La basura plástica marina puede tener un importante impacto ecológico al causar incidentes de enredo e ingestión; también puede actuar como vector para el transporte de especies invasoras y otros contaminantes
Pesca: Los océanos desempeñan un papel importante en la economía mundial y es probable que su importancia sea cada vez mayor. La pesca y la acuicultura generan actualmente 252.000 millones de dólares de los Estados Unidos al año. La pesca comercial en pequeña escala provee de medios de subsistencia a entre 58 millones y 120 millones de personas (establecido, pero inconcluso). El pescado proporciona a 3.100 millones de personas más del 20 % de las proteínas necesarias en su dieta y contiene nutrientes importantes para la salud. Para asegurar la sostenibilidad de la pesca de captura y la acuicultura es necesario realizar ingentes inversiones en los ámbitos de la vigilancia, la evaluación y la gestión de las operaciones y, en muchos casos, poner en práctica enfoques locales sólidos basados en la comunidad.
Alimentos: La producción de alimentos es el mayor uso antropogénico de la tierra, pues utiliza el 50 % de la tierra habitable. La producción ganadera utiliza el 77 % de las tierras
agrícolas para la producción de piensos, el aprovechamiento de pastizales y el pastoreo.
Producción: Para alimentar adecuadamente a 10.000 millones de personas en 2050 se necesitará un aumento del 50 % en la producción de alimentos, mientras que alrededor del 33 % de los alimentos comestibles del mundo se pierden o se desperdician; aproximadamente el 56 % de esas pérdidas y desperdicios se producen en países desarrollados.
Desiertos: La degradación de las tierras y la desertificación han aumentado; las tierras en mayor peligro de degradación abarcan aproximadamente el 29 % de las tierras de todo el mundo, donde habitan 3.200 millones de personas.
Urbanización: Las aglomeraciones urbanas -es decir, los centros urbanos y sus barrios periféricos – han crecido por un factor de aproximadamente 2,5 desde 1975 y en 2015
representaban el 7,6 % de la superficie terrestre mundial, lo que afecta, entre otras cosas, al ciclo hidrológico y a las funciones del suelo, y provoca islas térmicas en las zonas urbanas.
Agua: La calidad del agua ha empeorado significativamente desde 1990, debido a la contaminación orgánica y química ocasionada por, entre otros, agentes patógenos, fertilizantes, plaguicidas, sedimentos, metales pesados, desechos plásticos y microplásticos, contaminantes orgánicos persistentes y salinidad. Unos 2.300 millones de personas (aproximadamente 1 de cada 3 habitantes del mundo) no tienen aún acceso a servicios de saneamiento adecuados. Cada año mueren cerca de 1,4 millones de personas por enfermedades prevenibles, como la diarrea y otras causadas por parásitos intestinales, asociadas al agua potable contaminada por agentes patógenos y a un saneamiento inadecuado.
Deshielo: en enero y febrero de 2018 el nivel de hielos en el Ártico estuvo en su mínimo histórico. Y el de la Antártida estuvo todo el año por debajo del promedio histórico.
Uso: En todo el mundo, la agricultura utiliza en promedio el 70 % de los recursos de agua dulce; en muchos de los países más pobres, esa cifra llega al 90 %.
TOMADO DE EL COLOMBIANO.COM