El asteroide Apofis es una suerte de celebridad dentro del mundo astronómico, por dos simples razones. Tiene un intimidante diámetro de 370 metros y, cuando fue descubierto, se le asignó un grado de riesgo 4 en la Escala de Turín (que mide el potencial peligro de impacto con nuestro planeta), el más alto que se haya otorgado nunca a un objeto próximo a la Tierra.
Los cálculos indicaban en ese entonces que había un 2,7 % de probabilidades de que impactara con la Tierra en el año 2029.
Es probablemente por esto que se bautizó Apofis, el nombre griego del dios egipcio Apep, la deidad del caos y las tinieblas, representada como una maléfica serpiente del inframundo. El asteroide en definitiva tiene el nombre de un dios de la muerte, y ¿qué le decimos al dios de la muerte? Hoy no: en 2029.
Las observaciones que siguieron después corrigieron los cálculos iniciales y eliminaron la posibilidad de impacto con la Tierra o con la Luna.
Ahora se sabe que Apofis no chocará con nuestro planeta, sino que pasará muy cerca.
Muy cerca es muy cerca: según los cálculos, pasará a apenas 31 000 kilómetros de la Tierra. Casi que sentiremos la brisa a su paso.
Y tenemos una fecha exacta para eso: será el viernes 13 de abril de 2029.
¿Debemos preocuparnos por el hecho de que el asteroide que ha sido considerado más peligroso por su potencial impacto con la Tierra se acerque más que nunca al planeta en el día que se suele asociar a la desgracia y el infortunio?